Cuando una idea se culmina, ya sea un poema de un solo verso o una novela de 800 páginas, la satisfacción es total.  Luisa, nada más, nació hace ya unos años. Giró y giró en mi cabeza avanzando y retrocediendo. Un día escribía un par de páginas y luego dormía un largo tiempo hasta que retomaba el proyecto. El resultado final es una obra de teatro de una hora de duración. ¿para qué una prolongación con diálogos innecesarios?

Sé muy bien cómo debe representarse Luisa, nada más, pero he hecho pocas indicaciones, menos de las que me pedía el cuerpo, en consideración a la propia obra y por respeto al elenco que la represente.

Luisa, nada más; viene a decir que las apariencias son solo apariencias y que hay quien vive más de una realidad y si esto no se ve en la obra, tampoco importa demasiado, la misma es un fracaso, todo el trabajo no habrá servido para nada, solo para decir que se ha escrito una obra de teatro más.

El título es lo de menos. Desde que la empecé su título tenía que ver con los espejos. A mediados de la obra se lo cambié por otro que también tenía que ver con un espejo y al acabarla se me ocurrió mirar si había alguna obra con el título elegido para la mía o parecido y resultó que tanto el título inicial, como el siguiente, eran de obras y autores conocidos, así que me tuve que tirar a la piscina y recurrir a una frase del texto.

Luisa, nada más; es la tercera obra de teatro que he firmado después de “La escasa arboleda” de los años 80 y “Bicicleta” de hace un par de años.

 

Aquí os dejo una pequeña muestra de Luisa, nada más.

 

Andrea.-        ¿Quieres beber’. ¿No dices nada? No dice nada, ¡qué va a decir¡. Pues te doy de beber. Bebe es lo mejor, si bebes la música de las tripas cesa, haces mejor la digestión y no tendrás pesadillas esta noche, pero que digo noche si a ti te da igual que sea noche o día, ya no distingues. ¿Quieres comer? Me acuerdo que cuando comías, claro está antes, cuando no necesitabas esta estúpida silla, todo tenía que estar perfecto. “Andrea esto está escaso de sal, Andrea esto está salado, Andrea te has pasado con la pimienta, Andrea hoy no te has esmerado nada” y ahora, se te cae todo, te ensucias, se te mezcla la comida con la baba, pero no te quejas, eso sí, ni una queja, todo te parece perfecto y ni un reproche. ¿Qué me vas a reprochar? “Está frio cariño, no me gusta cariño, no quiero más” Pero no, no dices nada y no sabemos si te gusta o no… pero me da igual.

A partir de ahora está será mi vida, pero esa, esa será la tuya y cada cual tendrá lo que se merece.

¿Quieres jugar con el camión? ¿prefieres las muñecas?. No digas nada, yo jugaré por ti. (coge un camión de juguete y juega con él como si fuera un niño) Rum, rum, ¡a correr¡ ¡huy que vuelca¡ Este camión corre mucho, seguro que está trucado¡. ¿Qué te parece Mariano? ¿Quieres otro juego? (vuelve a una aparente normalidad) Cuando éramos jóvenes soñábamos con una vejez tranquila, próspera y ya nos ves, tu ahí, sin decir nada, que lo mismo estás maldiciéndome, Luisa que no quiere saber nada de nosotros y yo no sé qué hacer. Estoy cansada, muy cansada, no soporto más esta situación, quiero morirme, que te… No, eso no, no he querido pensar eso, estaba distraída, perdóname Mariano, perdóname. No volverá a ocurrir, lo siento, ¿quieres que te prepare algo ríco para comer? ¿unas natillas? ¿un caldo de pollo? Perdóname, estaba distraída. (Retoma el juego con el camión)

Rum, rum, que bien vamos, mira Mariano, dice el conductor si quieres que nos lleve a alguna parte, que no le importa aunque tenga que desviarse de su ruta, parece una buena persona ¿Qué te parece?

(Andrea queda de un lado para otro)

(En el escenario alto aparece Silvia con una maleta y una nota en la mano)

Silvia.-           (Mirando la nota) Creo que es aquí. Por favor que sea aquí, ¡no puedo más¡. ¿Cuánto tiempo llevo buscándole? Casi tanto como el que no le veo. Desaparecer así, sin más. Si te he visto no me acuerdo. Tenía familia. Al menos alguien de su familia me dará razón de él. (Va a llamar a una puerta imaginaria del lado más próximo del público). No me atrevo. Por favor Silvia, concéntrate, saca fuerzas, si has llegado hasta aquí que el viaje no sea en vano (llama).

Andrea.-        ¿Están llamando o es mi imaginación?. Debe de ser mi imaginación. ¿Quién va a venir hasta aquí, hace años que vinieron las últimas almas. No, no. No es mi imaginación, llaman de verdad. (se dirige a la puerta y abre desde abajo. A Silvia) No tenemos nada, así que puede irse, no es bienvenida.

Silvia.-           Lo siento, ¿Conoce a Mariano García y García?

Andrea.-        ¿Mariano García?.Me suena, pero muy lejano. ¿Cómo es? Debe de ser muy mayor de lo lejos que me suena.

Silva.-            No excesivamente mayor, de su edad más o menos.

Andrea.-        Pues ni idea.

A continuación te puedes descargar la obra completa en pdf:

Luisa, nada más.