FILÓSOFO LIBERTO
No tenía nada que hacer, si no contemplar cómo habían crecido las hortalizas desde el día anterior. Como un fogonazo me vino al recuerdo el nombre de Liberto y me dije: Filósofo Liberto.
Busqué el teléfono y me puse a indagar con este nombre. Rápidamente aparecieron varios vídeos en YouTuve con una entrevista que hizo el recientemente fallecido Jesús Quintero, El loco de la colina, a un despistadísimo y excéntrico personaje por nombre Liberto Gimeno García.
Mi recuerdo de él es afectuoso, con una gran simpatía a su persona, a su verborrea incontenida.
Un día le dije algo sobre la libertad de expresión, no recuerdo exactamente la frase, y él me dijo que se la repitiera que la iba a anotar. Días después, meses tal vez, estaba en la plaza de España Liberto vendiendo sus libros y delante de ellos, escrita en un cartón, estaba la frase que había anotado tiempo atrás y que yo le había dictado.
Supongo que debía decir algo sobre que la libertad de expresión no admitía restricciones, que para eso está la razón de cada uno.
Suponía, como así fue, que debía tener algún libro suyo y encontré en mi librería Relaciones humanas fundamentales.